Pues así es, también hay excelentes vinos en Sudáfrica. Otro de los países tradicionales del llamado Nuevo Mundo, con una gran tradición vinícola y con un buen número de zonas, aunque, a simple vista, pueda parecer que sus vinos no tengan el renombre de los californianos, australianos o neozelandeses. Un país que ha sabido adaptar las variedades francesas a su terroir, incluso crear una variedad, como es la pinotage, exclusiva, prácticamente, de Sudáfrica, un híbrido entre la pinot noir y la cinsault.
Stellenbosch, a los pies de Ciudad del Cabo, es la referencia por antonomasia, tanto a nivel de superficie de viñedo como de calidad de sus vinos. La chardonnay, la sauvignon blanc, la semillón y la chenin blanc son las variedades blancas más representativas, mientras que la shiraz, la merlot, la cabernet sauvingnon, la pinot noir y la pinotage destacan dentro de las tintas.
En Constancia, se elaboran exquisitos vinos dulces con semillón y, por supuesto, no podemos olvidarnos de la moscatel de Klein Constancia, una auténtica delicia. Por su parte, Paarl tiene suelos muy variables, desde graníticos y arenosos hasta pizarrosos. Los tintos suelen elaborarse con shiraz, mourvèdre, cabernet sauvignon y pinotage, mientras que la chenin blanc es la variedad blanca más abundante, aunque la viogner, la semillón y la chardonnay también tienen gran representación.
Overberg es otra zona de importancia donde destacan los vinos elaborados con pinot noir y chardonnay, aunque también hay grandes vinos que se producen con sauvignon blanc, merlot y, por supuesto, pinotage.
Otras regiones vinícolas de relevancia son Olifants River; Swartland, donde encontramos a un excelente viticultor como es Eben Sadie; el Valle del Breede y Klein Karoo, ideal para el cultivo de la chardonnay y lugar donde se elaboran excelentes dulces.
Cuando hablo de los vinos de Sudáfrica siempre me viene a la cabeza un recuerdo que viví en la final del concurso de Vila Viniteca de 2017, donde nos salió una pinot noir de Hamilton Russell. El vino nos descolocó y esta variedad fue una de las opciones que barajamos, pero no nos atrevimos a ponerla. Quién sabe si de habernos arriesgado hubiéramos subido al cajón. Eso no lo podremos saber nunca, ni tampoco vale la pena pensarlo demasiado, pero traerla a la palestra es una forma de llamar la atención sobre que Sudáfrica también existe y que lo hacen muy bien. Además, aunque el lector no lo crea, encontrar vinos sudafricanos no es tan difícil, hoy, en las tiendas especializadas de internet, se encuentra casi todo.