Vino y sociología

El vino y la sociología

Estamos acostumbrados a hablar del vino desde el punto de vista de la viticultura, de la enología o de los sistemas de cata, pero no solemos hacerlo desde el punto de vista de la sociología, cuando esta disciplina tiene un papel determinante en el mundo del vino.

El vino se produce en sociedad y para la sociedad. Su disfrute es especialmente frecuente en los ámbitos gastronómicos y de ocio, lo que de por sí implica que un gran número de personas van a interactuar con una copa de vino en la mano. Esta gente hablará de vino, de sus preferencias, de sus vivencias, de sus viajes, incluso de sus negocios. Así que el tema no es baladí, sino que tiene un enjundia sociológica muy importante.

Recientemente, he leído que la famosa frase de la película Entre Copas “Si alguien pide merlot, me voy. No pienso tomar el maldito merlot”, pronunciada por Miles, su protagonista, supuso la caída del 2% de los vinos de merlot y la subida de los pinot noir en un 16%, gracias a que aquel ensalzaba sus cualidades. Ojo, esto no es ninguna tontería, sino, más bien, una demostración brutal de como una referencia al vino, en una simple película, puede influir en nuestra sociedad.

Decía el escritor Mauricio Wiesenthal queTodos los pueblos que han creado una cultura han cultivado la vid”. Creo que no hay mayor despliegue sociológico que esta circunstancia, máxime si tenemos en cuenta que la viticultura nació hace aproximadamente once mil años, lo que pone de manifiesto su peso a lo largo de la vida. No en balde, el vino es y ha sido común a las diferentes clases, géneros y culturas de la sociedad. Amén de su estrecha vinculación con la religión católica, donde tal es su importancia que el vino es la sangre de Cristo, ¡ahí es nada!

La lectura en sí de este blog es un ejemplo más del despliegue sociológico del vino, pues va mucho más allá de su disfrute a través de una botella. El mero hecho de que el lector quiera conocer las opiniones de un tercero sobre el mundillo enológico y que, a su vez, este tercero tenga interés en trasmitirlas, es un acto sociológico irrefutable. Y solo por ello vale la pena brindar. ¡Salud, amigos!

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