vino de autor

El vino de autor

¿Cuántas son las veces que hemos escuchado las célebres palabras “vino de autor”? Demasiadas… Aunque, sinceramente, nunca he tenido muy claro cuál es el significado de tal frase. La primera duda que me asalta es quién es el verdadero protagonista ¿el vino o el autor? Si es el vino ¿por qué hay que añadirle la coletilla “de autor”? y si es el autor ¿hasta qué punto este influye en el vino para que su presencia sea tan importante? A buen seguro, el autor del vino interpelaría diciendo que ambos son claves por igual, pero, por mi experiencia, cuando acabo frente a un vino con tal distinción, no puedo evitar el ver un excesivo afán de protagonismo de la mano del hombre reflejado en el vino, lo que le lleva a perder su idiosincrasia.

En mi opinión, la figura del elaborador es muy importante, tanto que su misión debe ser extraerle todos los matices al viñedo sin alterar sus características. Recordemos que un viñedo es la suma de una serie de elementos que configuran un paisaje único. La composición del suelo, su capacidad de impermeabilización, el ángulo de exposición solar del terreno, la antigüedad, todo ello unido a las condiciones climáticas la zona. El vino solo tiene que ser el reflejo de ese paisaje y este debe ser el único protagonista.

Por supuesto, la interpretación de un mismo viñedo puede ser diferente según productores. Vendimiar más pronto o más tarde; utilizar o no capas vegetales; tener mayor o menor densidad de viña o masa foliar; vinificar o no con raspón; y un largo etcétera referido a las distintas formas de trabajar, de modo natural, un viñedo y la posterior elaboración del vino. Todo ello es acorde a la interpretación del paisaje, pero nunca la manipulación del vino mediante el añadido de productos químicos, que desvirtúe el escenario innato del que proviene.

El único autor del vino de ser el marco del terroir. La mano del hombre debe interpretarla, anónima y desapercibida, para que el vino que nos vayamos a beber tan solo sea el líquido estrujado de ese paisaje. Tan sencillo y tan difícil como deshacernos de nuestra vanidad.

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