La cruz de jugársela a cara o cruz

La cruz de jugársela a cara o cruz

Mis dos últimas experiencias en concursos de cata a ciegas, Vila Viniteca -en la que no nos clasificamos para la final-, y el Campeonato de España de Cata a Ciegas, celebrado en Gramona -en el que fuimos quintos-, me han llevado a esta entrada.

Cuando catas a ciegas hay vinos que tienes, más o menos, claros; otros con los que vas perdido, porque no encuentras testigos clave; y otros que sabes que es una de las dos posibilidades que barajas. Es aquí cuando tienes que jugarte la respuesta a cara o cruz. Después de observar el color, oler, recatar, y de razonar las posibilidades una y otra vez, tomar una decisión con seguridad es imposible. Tienes que decidirte por la opción que te inspire más confianza, a sabiendas de que, después, la certeza de que te has equivocado te rondará como un buitre.

En Vila, dos fueron los vinos de ese palo. Un vino de pasto de La Riva, elaborado con palomino fino, y una monastrell de Casa Castillo. El primero, por sus peculiares notas, dudamos si también podía ser una PX sin encabezar. En el segundo, nuestra primera opción fue monastrell, pero luego apareció la sombra de la mencía. En el Campeonato de España, la duda surgió entre un tempranillo de Pícaro del Águila y una mencía de Dominio de Bibei. En las tres ocasiones la moneda salió cruz. De haber salido cara, en Vila hubiéramos pasado a la final y en Gramona hubiéramos ganado o sido subcampeones, dependiendo de la añada por la que finalmente nos hubiéramos decantado.

Los vinos que no consigues ubicar no son los preocupantes, tan solo adquieres mayor conciencia de que hay zonas que debes practicar más. Nada que reprochar. No los sabes, los fallas y no pasa nada, suelen ser vinos con los que el resto de concursantes están en la misma situación. Pero los vinos del cara o cruz…, esos sí que duelen, sobre todo cuando sale cruz varias veces seguidas y el resultado podría haber sido muy diferente.

En fin, esto es así. Catar a ciegas es muy difícil. Son muchos los matices y las posibilidades de este puzzle de piezas infinitas. La suerte también influye, así que seguiremos jugando con la esperanza de que la próxima vez salga cara. Porque no cabe duda de que siempre habrá vinos que tendremos que jugárnoslos a cara o cruz.

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