California Dreamin

«California Dreamin»

A la hora de escribir esta entrada, me ha venido a la cabeza la famosa canción de The Mamas & The Papas, “California Dreamin”, pues son muchas las ocasiones en las que, tras beber algún vino californiano, me he quedado soñando con California. Viajar por la costa oeste de Estados Unidos es como estar dentro de una road movie. Son tantas las películas en las que aparece esta mítica zona americana que el paisaje no resulta extraño, aunque, sin lugar a dudas, siempre resulta cautivador. Allí todo es a lo grande. Infinitas carreteras de infinitos carriles, infinitos tráileres, infinitas distancias, infinitos paisajes, infinitos viñedos…

El noventa por ciento del vino que se elabora en Estados Unidos procede de California, lo que indica la importancia vinícola de la zona. Si tuviera que sintetizar mi opinión sobre los vinos californianos diría, en términos generales, que representan la redondez. Son vinos bien hechos, equilibrados, limpios, bonitos, tecnológicos, pero siempre con todo colocado en su sitio.

Aunque pudiera parecer lo contrario, la viticultura californiana no es una copia de la bordalesa o de la borgoñona, para nada, sino que es el ejemplo perfecto de adaptación de las variedades de uvas europeas a un terreno que tiene su propia idiosincrasia, al que los viticultores californianos le han sabido extraer todo su jugo creando su propio know how. El doble juicio de París fue un buen ejemplo de lo que digo.

A diferencia de las zonas vinícolas de la vieja Europa, la clave del viñedo californiano está en el clima que domina su costa. La singularidad radica en las nieblas que provoca el aire cálido y húmedo que viene del océano Pacífico al entrar en contacto con las aguas frías de la costa californiana, posteriormente, el aire cálido de tierra firme las arrastra hacia el interior. Este fenómeno meteorológico explica la célebre frase “El invierno más frío que he pasado fue un verano en San Francisco”, atribuida a Mark Twain. El descenso de las temperaturas que provoca la niebla favorece la viticultura en toda la costa, especialmente, en Napa Valley, Sonoma, Mendocino, y la Costa Central, donde se elaboran excelentes vinos con chardonnay, pinot noir, cabernet sauvignon o syrah. Son tantos los productores interesantes que resulta imposible mencionarlos, no obstante, todo es empezar a beber sus vinos para descubrir que la excelencia del vino puede encontrarse en cualquier punto del planeta. Así que, cojamos un coche y recorramos las zonas vinícolas de la costa oeste americana, mientras en la radio suena, a todo volumen, “California Dreamin”.

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