Hermitage

Hermitage

Hermitage es un lugar de culto. Uno de esos viñedos, de parada obligatoria para todo amante del vino, en donde hay que descorchar y  disfrutar de una buena botella, por supuesto de esta mítica zona. Desde La Chapelle, donde se encuentran los vinos más carismáticos, la vista sobre el Ródano es majestuosa. Los viñedos ondulan sobre las colinas plagadas de cepas de syrah, marsanne y roussanne formando un lienzo verde, tan solo rasgado por las aguas del río. Un lugar donde, si pudiera, uno pararía el tiempo, aunque disfrutar de una tarde en semejante entorno ya es un regalo para la eternidad.

Como en muchas otras zonas, la tradición vinícola del Ródano comenzó con la viticultura romana. No obstante, según la leyenda, la colina de Hermitage (ermita) recibió su nombre por la ermita construida por Gaspard de Stérimberg, quien había recibido la colina de la reina de Francia, Blanca de Castilla, tras su regreso de las cruzadas. Allí, el Caballero de Stérimberg replantó un viñedo y se retiro del mundo. Con el paso de los años, los vinos de la colina alcanzaron una importancia notable, ganando cada vez mayor prestigio a nivel internacional. Hoy son los vinos más emblemáticos del Ródano norte.

Hermitage cuenta con apenas 136 hectáreas de viñedo en los que reina la syrah de forma imponente, aunque también hay cepas de variedades blancas, marsanne y roussanne. La proporción ronda el 75% frente 25%, aproximadamente. Un dato a tener en cuenta es que la AOC admite vinos tintos hasta con un máximo de un 15% de uvas blancas.

Las laderas de la colina de Hermitage son escarpadas, protegiendo a los viñedos de los fuertes vientos del norte. Los suelos son variados, con predominio de arena, mica, granito y aluvión, pero también abundan los guijarros de cantos rodados. La colina está dividida en tres partes: en el oeste, donde la syrah simboliza la excelencia, se encuentra el climat de Les Bessards y el célebre viñedo de L’Hermite, aquí el terreno es muy accidentado, de granito degradado. En el centro, en la parte baja encontramos el climat de  Les Gréffieux, cuyos suelos son ricos en arcilla y fértiles, y en la parte alta, se encuentra el climat de Le Méal, donde predominan los suelos con cantos y pequeñas piedras de silicio enriquecidas con loess. En el este, destacan los climats de Les Murets y Les Diognniers, donde destacan las variedades blancas y la pendiente, de suelos pedregosos, es menos pronunciada.

Son muchos los productores que trabajan la colina de Hermitage, desde los míticos Chave, Chapoutier, Jaboulet y Delas, hasta otros menos conocidos, entre los que, particularmente, me gusta citar a Dard et Ribo, con sus vinos sutiles y florales.

No lo duden. Suban a pasar una tarde a la colina de Hermitage. No hay mejor lugar para disfrutar de la vida y de los grandes vinos del lugar, mientras el Ródano, sobre un manto verde, serpentea a nuestros pies.

 

Hermitage 2

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *