La otra jerga del vino - Parte 1

La otra jerga del vino – Parte 1

El vino está adornado de un buen número de adjetivos, en muchas ocasiones incomprendidos por el público no apasionado. Estas palabrejas, con las que vestimos las cualidades de un vino, son una forma de calificar determinadas características de algunos vinos y, también, ciertos momentos de ese mundo. Sin embargo, además de la terminología técnica habitual, los frikis nos inventamos otras palabras o adjetivos que, frecuentemente, forman parte de la jerga del círculo íntimo de los amigos. Aquí os voy a dejar algunas de ellas que considero muy descriptivas. Por supuesto, la mayoría de ellas son pequeñas bromas que los amigos hemos convertido en parte de nuestro lenguaje vinícola. Muchas de ellas parecen tonterías, de hecho, lo son, pero hay que verlo como lo que son, cosas de amigos, aunque detrás siempre existe una connotación racional. Una vez más, no son taxativas, tan solo enunciativas, amén de que van creciendo sobre la marcha. Como este “informal diccionario vinícola” es extenso, lo voy a fragmentar en cuatro entradas para que resulte más llevadero. Vamos con las primeras:

Animalitos: Hay determinados vinos cerrados que huelen un poco sucio, a cuero y a… animalitos. Obviamente, estos aromas desaparecen conforme el vino se airea para lucir, posteriormente, matices excepcionales. En algunos vinos del Ródano es frecuente encontrar este tipo de notas, aunque suelen depender del tipo de elaborador.

Carpintería fina: Expresión que utilizamos para referirnos a los vinos que tienen demasiada madera. Suele tratarse de vinos que aún necesitan tiempo en botella y que, posiblemente, en un par de décadas estén fantásticos, pero el exceso de barrica joven le resta fruta e inmediatez a corto o medio plazo. El productor suele ser nombrado ebanista del año.

Cepaca: Es el aumentativo de cepa y lo utilizamos para referirnos a una cepa grande y vieja, que, suele ser, sinónimo de viñedo que da buenos vinos. Además, las cepas viejas tienen un punto de belleza especial, por lo que también es una forma de ensalzar su nombre.

Champañaco: Es sinónimo de un muy buen champán. Ni que decir tiene que el aumentativo utilizado le resta elegancia al vino más glamuroso. Posiblemente, también ahí resida su gracia al deformar la palabra.

Champú: Palabra utilizada para referirnos al champán en general. No hace falta que sea extraordinario, simplemente champán. La semejanza de las palabras y el hecho de que en ambos casos se produzca espuma dan lugar al término.

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