Ribeira Sacra

Ribeira Sacra

Por Juan Luis Vanrell

Los viñedos imposibles. La Ribeira Sacra es un lugar sobrecogedor en el que el río Sil se retuerce, una y otra vez, entre escarpadas laderas de pizarra sembradas de vides. El silencio y la paz son un homenaje a la viticultura heroica que sus gentes vienen practicado desde que los romanos comenzaron con la enología en la zona. El paisaje vinícola suele ser sinónimo de belleza, pero desde los numerosos miradores que vuelan sobre el río Sil, uno comprende que son pocos los sitios en el mundo que ofrecen tal sensación de majestuosidad.

Los bosques de robles centenarios, cerrados a la luz solar, crean rutas mágicas. Los líquenes y el musgo alfombran de verde los caminos salpicados de embrujo infinito. La fuerza del conjunto hace irrelevante el destino del caminante. Los numerosos monasterios, disgregados y escondidos, nos transportan a un remoto pasado para recordarnos que fueron las órdenes monásticas quienes favorecieron el desarrollo de la viticultura del lugar. Santo Estevo, hoy convertido en parador nacional, no solo es un ejemplo sino también un lugar de visita obligada.

Solo lo dicho hasta ahora ya es motivo para viajar a la Ribeira Sacra, pero si a todo ello le sumamos su gastronomía, basada en las verduras, los pescados y las carnes, así como los excelentes vinos que elaboran muchas de las bodegas, el lugar se convierte en indispensable.

La Ribeira Sacra es sinónimo, especialmente, de godello, treixedura y mencía. Variedades que, bien trabajadas, dan lugar a grandes vinos que marcan su paisaje, escarpado y pizarroso. Algueira, que además de tener un buen restaurante y dar la opción de recorrer el Sil en una barca pequeña para doce personas, elabora grandes vinos, blancos y tintos. No le van a la zaga Ponte da Boga, Ronsel do Sil, Guímaro o Dominio do Bibei, otras de mis favoritas. Estas referencias no son taxativas, porque las opciones de bodegas que producen vinos de calidad son muy elevadas, tantas que hacen de la Ribeira Sacra un destino obligatorio para todo amante del vino.

Varias son las veces que he visitado la Ribeira Sacra, nunca las suficientes, porque cada vez que marcho pienso que en un futuro no muy lejano he de volver.

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