Saga viaje constante 3

Un viaje constante (III)

La primera decisión a tomar es el alojamiento ¿casa u hotel? Dependerá del tiempo y del número de personas. Para una noche, prefiero un hotel, también para un par de noches si viajan un máximo de tres personas, de lo contrario es preferible alojarse en una casa. Esta opción permite comprar los vinos en las tiendas y beberlos tranquilamente en la casa. De esta forma reducimos el coste del viaje y disfrutamos mucho más del producto autóctono, tenemos más tiempo de preparación y, por supuesto, de sobremesa.

Si se está interesado en visitar una bodega en concreto, es conveniente concertar una visita con algo de tiempo. La mayoría de las bodegas, por pequeñas que sean, tienen una página web con un teléfono y un email de contacto. Si no tienen ningún compromiso, gustosamente suelen atender. La pasión por el vino es un lenguaje que enseguida detectan los productores, a partir de ahí todo resulta muy fácil, pues la visita será como estar con un amigo. Obviamente, esto es válido para los pequeños productores, pues con las grandes bodegas esa magia se suele perder, aunque no voy a negar que he tenido visitas comerciales muy interesantes, como Viña Tondonia, Barbadillo, el Celler de Capçanes o alguna gran maison de Champagne.

Con pequeños productores he vivido momentos que nunca olvidaré. La experiencia con el mítico Raúl Pérez, que nos dedicó toda una tarde y nos invitó a cenar con unos amigos, es insuperable. La visita a Etienne Courtois, que durante la visita se puso a comer y nos invitó en la cocina de su casa, también fue mágica. No menos memorable fue la lección de suelos y del viñedo de Rioja por parte de Abel Mendoza, o la de Borja Pérez en Tenerife. Por supuesto, increíble fue conocer al mítico Pierre Overnoy.

Durante el viaje, un dato importante es no centrarse en visitar bodegas sin orden ni concierto, tan solo las que realmente nos interesen, pero no más, pues un exceso de visitas también satura. La libertad que supone no estar sujeto a citas y la espontaneidad del viaje es algo que siempre debemos tener presente. Disfrutemos del paisaje, de los diferentes lugares, de la gente y de su comida. Hay tiempo para todo y no todo lo referente al vino se aprende dentro de una bodega.

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