El vino, un mundo sin género

El vino, un mundo sin género

Aunque existe la creencia generalizada de que el mundo del vino, por su rudeza, es un negocio exclusivo de hombres, la realidad es que, a pesar de que hay una predominancia del género masculino, son muchas las mujeres que, tanto en la actualidad como en el pasado, tienen o han tenido un papel fundamental en el ámbito vinícola. La única certeza es que el vino no conoce de género de sexo. Aquí os dejo unos cuantos ejemplos, por supuesto, no taxativos.

En el siglo XVIII, Barbe Nicole Clicquot Ponsardin, la célebre “Viuda de Clicquot”, a la edad de veintiocho años, se hizo cargo de la bodega de su marido tras la muerte de este. Algo similar sucedió con Jeanne Alexandrine Louise Melin, que con la muerte de Louis Pommery enviudó a finales del siglo XIX a los treinta y nueve años. Siguiendo en Champagne, Elisabeth Law de Lauriston-Boubers, conocida como Lilly Bollinger, también dirigió la bodega familiar también tras la muerte de su marido, Jacques Joseph Bollinger.

En el mítico Château Mouton Rothschild, unos de los cinco premier grand cru classé de Burdeos, la baronesa Philippine de Rothschild, única hija del barón Philippe de Rothschild, se hizo cargo del emporio de su padre en la década de los ochenta hasta su fallecimiento en 2014.

En Borgoña, Madame Bize-Leroy, más conocida como Lalou Leroy, es uno de los personajes más controvertidos del mundo vinícola. Tiene en propiedad el 25% de Domaine Romanée Conti y participó en su dirección hasta 1992. A su vez, es propietaria del Domaine Leroy y también del diminuto Domaine d’Auvenay. También, en Borgoña, tenemos a Anne Claude Leflaive, que se hizo cargo de la bodega familiar en 1990 hasta su muerte en 2015.

Corinne Mentzelopoulos, propietaria del también mítico Château Margaux, otro de los cinco premier grand cru classé de Burdeos, dirige una de las bodegas históricas del mundo del vino.

En Italia, Elisabetta Foradori (Los Dolomitas) es una de las grandes figuras internacionales dentro de los vinos biodinámicos, también es pionera en el uso de tinajas de arcilla para la elaboración de sus vinos. Arianna Occhipinti (Sicilia) es referente del vino natural en todo el mundo y empezó a elaborar vino hace casi veinte años, a partir de variedades autóctonas en viñas abandonadas.

En España también tenemos un buen número de nombres. Pilar Pla Pechovierto, “la dama del sherry”, recientemente fallecida, se hizo cargo de la bodega “El Maestro Sierra” (Jerez), tras enviudar en 1976. María José López de Heredia dirige una de las bodegas más importantes de La Rioja, como es Bodegas R. López de Heredia Viña Tondonia. Una bodega centenaria y mítica situada en el Barrio de La Estación, en Haro. Sara Pérez tiene dos proyectos, uno en Priorat, en la bodega familiar Mas Martinet, y otro en Montsant, en Venus La Universal, la bodega que ha creado con René Barbier Jr. La gaditana Verónica Ortega, después de trabajar con viticultores como Álvaro Palacios, Daphne Gloria, o Raúl Pérez y en bodegas como Domaine Combier y Domaine de la Romanée-Conti, tiene su propia bodega en Valtuille (Bierzo) donde elabora vinos excelentes respetando el terroir y las variedades autóctonas de la zona. Otra gran viticultora es Laura Lorenzo, ubicada en Manzaneda, Ourense. Su bodega, Daterra Viticultores, rinde homenaje a todos las mujeres y hombres que, décadas atrás, cultivaron las laderas del Valle do Bibei y le confiaron las viñas para continuar con su cultura.

Los nombres de estas mujeres son algunos ejemplos, pues hay muchos otros. Además, no solo hay que reducirlos al mundo de la elaboración, ya que también los hay dentro de la restauración, la sumillería y otros ámbitos del mundillo. No obstante, los nombres son solo nombres, al igual que el género, porque hay un gran número de personas que tienen una sensibilidad especial para elaborar vinos maravillosos y otro tanto para transmitirlos al consumidor. Por eso, el mundo del vino, a pesar de lo que mucha gente puede creer, no tiene género, solo gente que vive y trabaja el vino con pasión.

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